Claudia Pardo Rivera

Claudia Pardo Riviera, amada esposa, madre, hija, hermana y miembro querido de la comunidad, falleció el 30 de enero de 2024, dejando un legado de amor, bondad y fortaleza inquebrantable.

Nacida de Jesús Pardo Castillo y Brijida Riviera Castro en Sombrerete, Zacatecas, Claudia

trajo alegría y calidez al mundo desde el momento de su nacimiento. Fue un faro de luz para todos los que lo conocieron, irradiando compasión y sabiduría en igual medida.

Claudia comenzó su viaje en Sauz de Terrero, Zacatecas, donde pasó sus años formativos rodeado del abrazo de la familia y los lazos de amistad nutritivos. Fue allí donde cultivó los valores que definirían su carácter: integridad, resiliencia y generosidad sin límites.

El 15 de julio de 1998, Claudia emprendió un viaje de amor y compañerismo de por vida cuando se casó con Pedro Lara Roa. Juntos, forjaron una asociación basada en el respeto mutuo, la devoción inquebrantable y los sueños compartidos. Su unión fue un testimonio del poder perdurable del amor y sirvió de inspiración para todos los que lo presenciaron.

Como esposa dedicada y madre amorosa, la mayor alegría de Claudia provenía de los momentos queridos que pasaba con su familia. Sus hijos y nietos eran la luz de su vida, y encontraba un inmenso orgullo y satisfacción al verlos crecer y florecer.

Claudia es sobrevivido por su amado cónyuge, Pedro Lara Roa, sus queridos hijos, sus adorados nietos, su amada madre y sus queridos hermanos y hermanas. Su memoria será para siempre apreciada y su espíritu vivirá en los corazones de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.

En su ausencia, Claudia deja un vacío profundo que nunca podrá ser llenado. Sin embargo, su amor perdurable, su compasión sin límites y su espíritu gentil continuarán guiando e inspirando a aquellos que fueron tocados por su presencia.

Que encontremos consuelo en los recuerdos que compartimos, y que el legado de Claudia sirva como fuente de consuelo y fuerza en los días venideros. Aunque pueda haber partido de nuestra vista, su amor permanecerá eternamente presente, un faro de esperanza y una luz guía en la oscuridad.

Descansa en paz, querida Claudia. Te echaremos profundamente de menos, pero tu espíritu vivirá en nuestros corazones para siempre.